La cigüeña blanca es una de las aves más emblemáticas de Europa. En muchas culturas es la «portadora de los bebés» y algunas antiguas tradiciones populares la relacionan con la buena suerte. Su recuperación en los últimos 30 años ha sido espectacular gracias a ambiciosos proyectos de conservación, la construcción de plataformas artificiales para anidar y a la restauración y protección de los humedales.


Ocupa gran variedad de hábitats con marcado carácter antropófilo, en zonas abiertas con pastos, regadíos, cultivos, y zonas húmedas (charcas, ríos, arroyos o embalses) donde busca buena parte de su alimento.
Nidifica fundamentalmente sobre construcciones humanas (iglesias y conventos, básicamente, pero también en casas aisladas, silos, depósitos de agua, chimeneas, transformadores, apoyos de tendidos eléctricos, etc.), aunque un buen porcentaje lo hace sobre árboles y, en menor proporción, sobre rocas. Sus nidos los hacen con ramas, palos, hojas secas, limo, plásticos, etc. Y pueden llegar a pesar de 500 a 600 kilos.
La nidada usual consta de cuatro huevos blancos; pueden ser de uno a siete. La incubación comienza con el primer huevo y toma de 33 a 34 días; es efectuada por los dos padres. Los pichones cuando nacen no se pueden valer por sí mismos, son nidícolas. Se van del nido de las ocho a nueve semanas. De una a tres semanas más tarde se independizan de los padres.

Clase Aves
Subclase Neornithes
Superorden Neognathae
Orden Ciconiiformes
Familia Ciconiidae
Género Ciconia
Especie Ciconia ciconia
Se suele decir que la cigüeña es fiel a su pareja durante toda la vida, lo cierto es que realmente sólo es fiel al nido que construyó, al que vuelve cada año y por el que puede luchar incluso hasta morir.
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